MANIFIESTO DE OBRA:



EL LENGUAJE DEL ARTE: LA OBRA

El Arte, es una noción del mundo, fruto del concepto del ser humano, de su obra y de la naturaleza. Sin embargo, es atemporal, ya que el observador lo interpreta según las diversas acepciones de su propia escala de apreciación: Sus valores, la noción que tiene de lo bello y de lo perfecto, de la importancia del contenido o de la técnica, entre otras cosas, que solo cobran interés en su fuero interno y en forma particular.

Pero, realmente sabemos ¿Qué es una Obra de Arte?

…Aparentemente es una pregunta fácil de responder…
Entre otras cosas, sabemos que en ella, siempre ha habido una tensión entre el realismo y la abstracción, entre su afán de denuncia y de transformación humana, entre su obsesión por la imitación de la realidad y el alejamiento más radical e instantáneo de ella.
¿Acaso no es más que eso?… una interpretación de la realidad, que sirve como espejo de una época, como el reflejo del alma de aquel que trata de capturar lo que está más allá de nuestros ojos; de aquello que en realidad es la esencia; de aquello… que en el fondo es lo verdaderamente real.

Andamos por la vida pensando y diciendo cosas como por ejemplo:
Que al ver a una persona externamente bella, estamos realmente frente a una obra de arte.
Nos metemos en el metro, abrimos un libro y de el, terminaremos diciendo, en el mejor de los casos, que es toda una obra de arte.

Paseamos por algún parque y, de pronto, alzamos la vista al cielo, coincidiendo nuestra mirada con el pasar de una bandada de pájaros y el sol perdiéndose en el horizonte…terminamos convencidos de que la creación de aquel ser al que llamamos Superior, es indudablemente una obra de arte.

Vemos  noticias y el relator, nos habla de un asesino al que se han tardado años en capturar, pues su crimen ha sido casi tan perfecto, que su plan maligno lo llevó a cabo como toda una obra de arte.

Cae la noche, nos situamos delante del espejo antes de dormir y mientras cepillamos nuestros dientes  y limpiamos nuestro rostro cansado, una impresión tremenda nos captura…y  nuestro yo interno exclama ¡¡¡Por Dios!!!

¡¡¡ Yo sí que soy realmente una obra de arte!!!!

El problema viene más tarde, cuando en un atardecer cualquiera, nos sentimos invadidos por un intenso e inquietante deseo de volcar nuestras ideas o emociones en una imagen, ambigua en un principio, inexacta, poco clara y a veces sin forma, pero está ahí, latente, inmutable, molestosa, no nos deja dormir y ni siquiera… sabemos si la podremos sacar.

Es entonces cuando tratamos de responder la gran pregunta de ese día ¿esto que estoy concibiendo, en algún momento será considerado realmente una obra de arte?

A lo largo del tiempo, el arte ha sido la mímesis de lo bello, entendiendo por bello, aquello que guardaba un orden interno, talvéz unas medidas perfectas y por supuesto, una hermosa y refinada técnica. Sin embargo, hoy en día, para la mayoría de los seres humanos, ya no se trata de hacer una copia fiel de una parte de la realidad, no prima necesariamente lo bello, sino que toman fuerza otros conceptos como la creatividad, la originalidad, la novedad, y por sobretodo… la libertad de crear que el autor puede ejercer.

Para ver y entender lo que es el arte hoy en día, debemos aprender un nuevo lenguaje, códigos que simplemente a veces nos resultan absurdos o muy difíciles de descifrar. Además, aún existen dos percepciones: por un lado, la propia como “artista”, que considera como arte su obra y, por otro, la del espectador que observa lo que se ha hecho y se ha considerado como Obra.

Podemos tener la intención de hacer una obra de arte y no lograrlo. Podemos sentirnos frustrados he inconformes, aún sabiendo que hoy influyen los contextos y la intención, más que el resultado de la creación.

¿Qué es una obra de arte?

No sé si lo tengamos tan claro…

Algunos estudiosos dicen que hay ciertos criterios que deben respetarse para que una obra pueda ser considerada como tal, como por ejemplo, que provoque una serie de sensaciones o que debe haber un reconocimiento por parte de un espectador; porque se nota que cumple con la función para la que ha sido creada, o bien, porque tiene que aguantar el paso del tiempo.

…El paso del tiempo…, nosotros, los que estamos aquí hoy frente a ustedes, frecuentemente nos preguntamos: ¿aguanta el paso del tiempo porque es una obra de arte o es una obra de arte porque aguanta el paso del tiempo? ¿De nuestro propio tiempo?

Más bien, creemos que:

Una obra, nos aguanta solo a cada uno de nosotros, sus creadores, que nos distingue y nos muestra frente al resto, que es la creación hecha con la propia y más íntima intención de hacerla, la intención de no conmover a nadie más que a uno mismo, de expresar un lenguaje nuevo, que rompa con lo establecido dentro de nuestros propios límites y el de nuestras conciencias.

A veces, reflejan nuestros miedos, nuestras carencias y desesperanzas, también nos han producido dolor, es cierto, dolor que provoca lágrimas, vómitos y fobias.
En ocasiones las consideramos buenas, otras menos buenas, otras sublimes y muchas veces… en extremo malas… no lo sabemos, por ahora, nos conformamos con catalogarlas simplemente de 1 a 10…

Cada una de las obras que producimos, tal vez solo valgan por el hecho de hacernos sentir bien, hacernos sentir felices y producirnos satisfacción. 

Consientes de que existe una finalidad estética, siempre hay dos posturas en este tema: los que se apoyan más en los resultados y los que defienden más el proceso y la intención. De ahí que se diga, por un lado, que sólo la intención vale y, por otro, que se hable de obra de arte, solamente de aquello que es perfecto en la ejecución.

Sabemos que hay bailarines mayores que no ejecutan a la perfección su danza y, sin embargo, terminan sus días danzando mejor que cuando eran jóvenes y lo hacían perfecto.
Un obrero, generalmente tiene la intención de hacer algo estéticamente bello, aunque el motivo que muestre la obra de arte sea en sí mismo algo feo o grotesco, considera asimismo, que una obra de arte lo es, independientemente de que guste o no. 

Cree que la opinión de sus pares es válida e importante para su qué hacer, aunque su criterio no coincida con el del resto.

Aprecia la belleza intrínseca que guardan todas las manifestaciones de la vida cotidiana: La puesta del sol en pleno invierno, un niño durmiendo, la pérdida de un ser querido, en el desear cosas imposibles, en un paisaje añoso de la infancia…

Defiende su obra y sus argumentos estudiada y fervientemente.

Sus obras, son estructuras dinámicas que necesitan de la interpretación, de la interacción activa con el observador. 

Son intencionales, con un trasfondo ideológico del artista, que las avala y las acerca al observador, aunque cada uno vea cosas diferentes según las vivencias personales y el conocimiento del lenguaje que logre decodificar.

En conjunto, analizamos la forma y el contenido, y si es posible distinguirlos, también aspectos tales como el soporte, el color, el volumen, el tema, la composición interna y externa, entre otros miles de factores que las hacen únicas,  irrepetibles e inigualables.

Ninguno de nosotros sabe si serán las musas las que marcan la diferencia entre unos y otros, o acaso el ingenio y la producción, solo sabemos que para considerarlas una obra, todos deben ser capaces de trasladar sus ideas, sentimientos o emociones a un cuadro, a una fotografía, a un video o quién sabe, a una instalación… solamente, valiéndose de una poderosa arma… aquella que todos llamamos:

La Voluntad de Creer y Crear.

Futuros Obreros…Donde pongan los ojos, también pongan sus manos.